Revista Comarcal
Con el paso del tiempo, la declaración de parques y zonas protegidas en toda la Comarca, leyes de montes y ordenación territorial y especialmente por la sangría de gente en su marcha hacia las ciudades dejando tras de sí apatía y pueblos casi vacíos, parece que nos hemos olvidado de una cuestión: Nuestros montes son nuestros.
Ahora se exige a la Junta la participación en la gestión de los montes de sus propietarios, un poco tarde pero eso sí, al menos de forma coordinada y aunando fuerzas, que eso por aquí ya es un logro. Aunque no deja uno de preguntarse por qué esta reivindicación no se hizo con la misma intensidad hace años.
Parece lógico y natural que el titular de un bien participe de manera directa en la gestión de dicho bien, sobre todo si tenemos en cuenta que debería ser el principal interesado en conservarlo, pero para ello hay que demostrar estar a la altura, lo que supone que las instituciones locales titulares (ayuntamientos y juntas vecinales) realicen propuestas serias que puedan ser defendidas y tenidas en cuenta en cualquier foro administrativo a estas alturas siglo XXI, en el que, por si alguien no se había dado cuenta, estamos ya bien metidos, con todo lo que ello supone.
Si la justa reivindicación de los propietarios de los montes en formar parte de la gestión se basa exclusivamente en aspectos sectarios y localistas (esperemos que no), podría parecer que infravaloramos nuestros propios montes y que no estamos a la altura administrativa necesaria para participar en su gestión.
Independientemente de quien los gestione, nuestros montes, con toda su riqueza ambiental y paisajística, en pastos, leñas y caza, no deben ser el cortijo de nadie, y eso sí que es responsabilidad de los propietarios.