Con cierta periodicidad recibimos noticias de la preocupación de las instituciones por actualizar el mundo rural a la nueva sociedad de las comunicaciones. Diferentes pueblos van siendo englobados en la nueva red ADSL, la red doméstica de transmisión de datos más rápida de que disponemos en el país y, por consiguiente, la última puerta abierta al progreso y el desarrollo. Pero, como suele ser habitual, no es de nosotros de quien hablan.
A lo mejor es que tiene que pasar un tiempo entre avance y avance tecnológicos en los pueblos, para que no se atraganten, y como en algunos pueblos de la comarca el teléfono privado se ha instalado hace menos de diez años, tenemos que esperar otros quince para acceder a la siguiente tecnología.
La alta velocidad en Internet comienza a ser crucial para todo tipo de desarrollo que se pretenda y si tarda más en llegar, al ritmo que va esto, cuando llegue ya estará obsoleta. Se puede perder un tren que muchos puede que no vean pasar pero que existe y que dota de ciertas oportunidades de igualdad con las ciudades al mundo rural, permitiendo en determinados casos que personas altamente formadas puedan plantearse trabajar en su propio pueblo, desempeñando tareas parecidas a las que haría en una oficina en la ciudad, teniendo otra nueva alternativa a las vacas y la casa rural.
¡¡¡ADSL en la Montaña. Pero ya!!!