Tiene usted en sus manos el número 25 de la Revista Comarcal. Si miramos la muy triste situación poblacional de nuestra comarca, parece casi un milagro que esta publicación sobreviva, más aún, que goce de buena salud y de general aceptación. La R. C. nació con un deseo de establecer lazos con todos aquellos que de una u otra manera se sintieran ligados a la comarca aunque a muchos el destino les hubiera llevado lejos. Esta vocación de lazo de unión afectiva con unos lugares de nacimiento, unos paisajes y unas costumbres, se ha cumplido y la R.C. viaja hacia todos los rincones del país e incluso fuera de él.
La R.C. ha sido en estos 25 números una guía turística que ha mostrado a propios y extraños las bellezas de la comarca, sus monumentos y sus gentes; y nos consta que ha traído a esta tierra muchos visitantes que se han sentido atraídos por nuestras publicaciones.
Se ha hecho eco de los acontecimientos notables o curiosos ocurridos en nuestros pueblos:celebraciones, ferias, fiestas...
Ha dado espacio a cuantas plumas tenían algo interesante que decir relacionado con nuestra historia, nuestras tradiciones o con nuestra realidad actual. La calidad de las colaboraciones no han dejado de aumentar.
Y ha sido crítica con muchas de las situaciones que se dan en la zona. Porque haríamos flaco favor a los lectores si sólo les mostráramos la foto del geránio a la ventana sin enfocar también el ortigal en el muro derruído. Esto sería “mirarse el ombligo”, negarnos a ver nuestra situación tantas veces penosa; y negarnos también a investigar las causas. Es demasiado fácil echar siempre la culpa a alguien, considerado malintencionado: Autoridades provinciales, autonómicas, estatales...
La crítica bienintencionada, la expresión del pensamiento libre e independiente, el asomarnos aun levísimamente a las decisiones de autoridades locales, el censurar las visiones limitadas, visiones que no llegan más allá de los límites, (casi fronteras) de una pedanía, el decir a la señora de la casa que su niño, ni es tan guapo, ni tal alto, ni tan listo, ni tan bien educado como ella piensa, nos ha traído a veces furibundas reacciones. Pero pensamos que el país ya tiene suficiente prensa rosa. Ayúdennos a realizar una prensa crítica, capaz de diagnosticar los males y de reclamar los remedios.