Revista Comarcal
Cualquier opinión formada procede del análisis y desde la Revista Comarcal hemos intentado realizarlo, aunque fuese un poco por encima, sobre la Comarca. Podemos asegurar que comenzamos con espíritu optimista, pero también debemos decir que nos duró poco.
Ya no es solo la brucelosis, el pantano empantanado, el turismo compulsivo y aminorando, la abrumadora mayoría de barbas frente al escaso carmín o ese espectáculo, que no nos atrevemos a calificar, en que se ha convertido la reivindicación de la estación de esquí hecha desde calles sin pavimentar en pueblos con la escuela cerrada, sino todo el Sector Montañés en su conjunto, incluyendo las relaciones en los pueblos y el clima social en general. Tampoco nos atrevemos a realizar un diagnóstico, no por prudencia, sino por vergüenza.
Pero no nos hemos arrugado y buscando, buscando, hemos encontrado generación de riqueza y actividad económica de gran calado, como los millones que mueve TRAGSA mientras deja caer alguna miga en forma de contratos precarios y temporales a la vez que compra voluntades en cuanto tiene oportunidad, los casi innombrables beneficios de las eléctricas que, bien contados, nos harían decir que el producto típico de la montaña es el kilowatio aunque no lo parezca, los millones en forma de programas de desarrollo que se han adjudicado diferentes empresas mientras pretendían hacernos creer que el desarrollo descendería sobre nosotros, como si de la bendición del Espíritu Santo se tratase, o las fabricas de armas, vendiendo instrumental para que los señoritos uniformados vengan a cepillarse, llegando por una buena pista eso sí, a la pila de venaos que nos están conquistando de forma pacífica ante la escasez de paisanos en prados y monte que, careando ganado y armados de porrachas y segadoras, contengan la ocupación de tanto bicho y puedan producir con su esfuerzo, como en otros puntos de la cristiandad.